Gipuzkoa irudikatuz

Marina Garcés-ekin idatzitako honekin akordatu naiz:
"No hay futuro que no se derive de un presente bien imaginado."
https://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/412000389/679
#euskozenoa

Nola izango da etorkizuna? Oso eztabaida zabala da eta proiektu honetan parte hartuz gainerakoen iritziak ezagutu daitezke. Garrantzitsua da ikuspegi zabala edukitzea gai honetan eta bakoitzaren ideiak entzun eta hausnartzea. 2030.urtean aldaketak egongo direla pentsatzen du, bai eta aldaketa handiak. Aldaketa klimatikoa hasi da dagoeneko eta gero eta nabariagoa da. Teknologia eta kontsumoa ere handitzen eta garatzen doaz, nire ustez ez dena oso seinale ona. Zer pentsatzen duzue?

Si el agua es un bien común, es porque su uso por parte de un agente condiciona o limita el uso por parte de otro. Y, al mismo tiempo, es un bien no exclusivo porque por razones éticas, técnicas o políticas no se puede excluir a nadie del acceso a ese bien. Los bienes que reúnen ambas características (rivalidad y no exclusividad) son objeto de estudio en una literatura que tiene en “la tragedia de los comunes” (Hardin 1968) uno de sus principales referentes. Para evitar esa tragedia (el colapso de los comunes por sobreexplotación) Garrett Hardin proponía privatizarlo todo o que un Estado central lo administrara todo. Pero el trabajo empírico de la economista Elinor Oström, ganadora del Premio Nobel, demostró que hay vías intermedias entre esos dos extremos, pues diferentes grupos humanos, a lo largo de los tiempos, se han dotado de diversas formas de gobernanza para garantizar la gestión sostenible de los bienes comunes.

En el sistema en el que vivimos hoy en día el trabajo tiene un lugar central en la vida de los ciudadanos, pero como bien dice la frase que todos habremos escuchado; ¿vivimos para trabajar o trabajamos para vivir? Las largas jornadas laborales y los bajos sueldos obligan a los ciudadanos a tener más de un empleo para poder cubrir los gastos del día a día. Esto hace que el ocio, algo imprescindible en nuestra vida, se convierta en un lujo que no todo el mundo se puede permitir. Esto no solo deja al ciudadano sin su necesario momento para desconectar y disfrutar, sino que también le impide poder tener una vida política activa, la cual es necesaria si el propio humano quiere transformar y mejorar sus condiciones de vida, ya que se convierte en todo un reto poder compaginar largas jornadas de trabajo con una participación política activa.

Relacionando las ideas de Nussbaum y Marcuse acerca de la imaginación quisiera recalcar la importancia de esta dentro de un sentido estético-artístico. Tanto para el autor como para la autora la imaginación y, el juego, son formas lúdicas de escapar del entorno en el que se encuentre uno, aplicando esto a la política y a la estética podríamos entender que el cultivo de la imaginación gracias a las bellas artes daría lugar a otros mundos posibles. Esto no quiere decir que las artes tengan incorporado un papel político sino que el hecho de imaginar, de leer, de ver películas, de practicar cualquier tipo de «deporte artístico» podría concluir en que el mundo en que vivimos no es el mejor. Por lo tanto, sin imaginación, sería muy difícil que hubiera política.

Si bien es cierto que tomar acciones de manera individual para tratar de solventar o disminuir los problemas actuales es completamente lícito, para que la transformación sea eficaz es preciso un cambio institucional.
Desde la educación a temprana edad, de la misma manera que se enseña a leer, escribir y mantener la atención enfocada durante un largo período de tiempo, es preciso también que se enseñe la autogestión de uno mismo. Así pues, mi propuesta se basa en una educación para la ciudadanía que comience por el individuo; saber qué ocurre en nuestra mente y aprender a gestionarlo.
Prácticas como el respeto, la escucha activa, tolerancia, asertividad, etc. deben empezar a desarrollarse desde un primer momento para transformar ese carácter "depredador" como diría San Salvador en uno más "ecológico".
Resulta importante la forma en la que nos comunicamos. Decir que el mundo va a peor nos exime de responsabilidad. El mundo va como nosotros queramos que lo haga. Hagamos que vaya bien.