Imagina Gipuzkoa

Con la popularización de los teléfonos móviles y con ellos las redes sociales, nuestra identidad ha adquirido una segunda cara que mostramos a los demás de manera totalmente personalizada. Estas plataformas nos dan perfiles, perfiles que adornamos basándonos en nuestro yo ideal, el que queremos que sea permanente en la red y la mente de los demás. Estas supuestas “herramientas” nos deberían de estar dando más libertad y preparación hacia el mundo real, ya que podemos conocer a miles de personas con solo darle a unos botones, cambiar totalmente de vida, aprender sobre las diferentes culturas e ideologías que nos rodean, “hacer historia” con videos que pasan a ser virales, y un largo etcétera, solo que yo creo que no estamos preparados para ello.

Con esto me refiero a que estas capacidades de las que nos habla Nussbaum no están siendo suficientemente entrenadas en la actualidad y que nos estamos quedando atras (literalmente, vemos el mundo por detras de nuestra cámara) en el posible uso que le podemos dar a estas herramientas. Tenemos un sistema educativo que promueve capacidades de hace más de una centena de años, cosa que sabemos que no nos funciona muy bien actualmente, y aunque nuestra evolución biológica no se pueda adaptar (todavía, esto se tendrá que revalorar si el transhumanismo tiene éxito) a la evolución que tienen estas máquinas y algoritmos, creo que podemos concienciar a las siguientes generaciones de que no pueden superar a la persona virtual y evitar que se idioticen y se depriman como le ha ocurrido a nuestra generación.

Podemos promover la educación que se basa en las capacidades individuales, mejorando a las personas individualmente, pero con ello a la vez promoviendo una mejora colectiva, sin falsas expectativas ni teniendo ideales sobrehumanos como ejemplo, sino humanizando la educación, y enseñando a cada uno a mejorar individualmente usando los recursos que tenemos hoy en día, para que afronten este mundo que cambia cada vez más rápido. Si se fomentara la capacidad crítica y autocrítica, imaginación, independéncia u originalidad en vez de la memorización de hechos vacíos, mejoraríamos la siguiente generación y por consecuencia la nuestra de la manera más directa posible.