Gipuzkoa irudikatuz

Han sido estos últimos años cuando por fin se le ha dado la atención que se merece a la salud mental, y de alguna manera nos hemos dado cuenta de cuán nociva ha sido esta “sobreestimulación” que nos proporcionan las redes sociales y cómo afecta nuestro bienestar cognitivo y emocional. Siendo positivos/as, pero realistas, este cambio tecnológico ha llegado para quedarse y, en grandes rasgos, no se me ocurre nada más que un control de la inserción de las tecnologías en tempranas edades, así como una educación y concienciación de nuestras identidades en línea, siempre fomentando un pensamiento crítico desde el cual podamos cuestionar nuestras actividades en Internet.

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