Comunidades vivas

El 23 de mayo de 2025 celebramos la 3ª sesión de la Comunidad de Aprendizaje y Práctica (CAP) del proyecto Gi2030 en el Centro Carlos Santamaría (EHU). La sesión se desarrolló en euskera y contó con la participación de personas procedentes tanto del ámbito universitario como de organizaciones sociales. El objetivo principal fue definir las dimensiones y aspectos clave de nuestro sistema de evaluación del impacto social colaborativo, tomando como punto de partida las reflexiones acumuladas en las sesiones anteriores.

Comenzamos acudiendo a nuestro blog en busca de inspiración, especialmente en torno a nuevas miradas sobre el sentido de comunidad, el compromiso y los cuidados. Esta apertura nos ayudó a comprender que la medición del impacto social no debe centrarse únicamente en los resultados, sino también en los vínculos, la calidad de los procesos y la reciprocidad.

A continuación, retomamos los criterios priorizados en la sesión anterior y les dimos una nueva mirada. A partir de ese ejercicio, avanzamos en la construcción de la estructura del sistema de dimensiones, que organizamos en dos niveles. Por un lado, las dimensiones “troncales”, que recogen los elementos principales de los procesos de colaboración: necesidades y diagnóstico, valor, recursos, conocimientos y competencias, y resultados o impacto. Por otro lado, definimos las dimensiones “transversales”, que son elementos que deben permear todo el sistema: cuidados y ecofeminismo, participación, diversidad, sostenibilidad, relaciones y colaboración, y lo que denominamos “propósito”, es decir, el sentido profundo de cada iniciativa.

A través del trabajo en pequeños grupos, asignamos definiciones a las dimensiones troncales y exploramos sus relaciones mutuas. Esto nos permitió profundizar en conceptos que hasta ahora solo habíamos tratado de forma más superficial. Al final de la sesión, cada grupo compartió sus aportaciones con el conjunto, con el objetivo de construir una visión compartida.

Gracias a este trabajo, también agrupamos aspectos asociados a cada dimensión. Por ejemplo, en la dimensión de “necesidades y diagnóstico” se destacaron la participación activa de los agentes sociales, la visibilización de las vulneraciones de derechos y la incidencia en políticas públicas. En la dimensión de “valor” se subrayaron aspectos como el bienestar, el impacto territorial y el sentimiento de pertenencia. Además, se identificaron y ordenaron aspectos relevantes asociados a los recursos, el conocimiento y los resultados.

¿Y para qué necesitamos todos estos criterios y categorías? Una experiencia que puede ayudarnos a responder esta pregunta es el taller PentsARTE, donde personas del barrio propusieron una serie de características deseables para una asociación. Entre ellas mencionaron: un espacio para que las mujeres se encuentren y organicen planes de ocio conjunto (viajes, talleres...); un lugar lúdico para la infancia, más allá de las clases; actividades deportivas para menores de seis años; una asociación para personas con necesidades especiales; otra para apoyar procesos de emancipación; espacios destinados a jóvenes; y grupos de danza, teatro o cocina como alternativa a las redes sociales. Aquí tenéis un video breve con las propuestas ¡gracias a las vecinas y vecinos!

Analizar de manera sistemática propuestas como estas y diseñar proyectos que generen un impacto social real requiere contar con una estructura común, construida desde la colaboración y útil para todos los agentes implicados. Precisamente eso es lo que estamos desarrollando en el proceso de la CAP: un sistema compartido para comprender, medir y comunicar el impacto de los proyectos colaborativos.

En la próxima sesión continuaremos afinando las definiciones trabajadas y avanzaremos hacia una estructura operativa del sistema. Cada dimensión y aspecto quedará recogido en el documento, reforzando así la coherencia y la aplicabilidad del conjunto. Paso a paso, ¡seguimos avanzando en el camino de la colaboración y el conocimiento compartido!