Comunidades vivas
#Gi2030 Construyendo el futuro mediante la colaboración
CAP: segunda sesión
¿Cómo se mide la responsabilidad?
Con esta pregunta comenzó el segundo día del proceso CAP (Comunidad de Aprendizaje y Práctica) de Gi2030. Engañosamente sencilla, abre la puerta a cuestiones difíciles y urgentes sobre las que queremos saber más.
Porque si el Estado moviliza el poder político y el mercado moviliza el poder económico, ¿qué moviliza el tercer sector? Desde Gi2030 proponemos una hipótesis: el tercer sector moviliza el poder de los valores. Las asociaciones no solo gestionan actividades o proyectos; sostienen redes de responsabilidad mutua, cuidado, compromiso, cultura, bienestar colectivo y transformación social. Pero… ¿cómo se mide eso? ¿Cómo se reconoce ese valor invisible?
Este segundo encuentro nos llevó precisamente a explorar estas preguntas.
Un espacio para parar, pensar y construir
Antes de entrar de lleno en dinámicas y conceptos, nos tomamos un momento para situarnos. Compartimos un espacio de pausa —tan escaso como necesario— en el que agradecer, escuchar y reencontrarnos. Porque más allá de los contenidos, este proceso busca crear un entorno de confianza en el que cada persona pueda reconocer su propio propósito y conectar con el de otras.
Empezamos repasando lo trabajado en la primera sesión, para ubicarnos dentro del proceso. A partir de ahí, nos adentramos en la estructura básica de un sistema de medición: no como un modelo cerrado, sino como una herramienta abierta que puede ayudarnos a entender mejor qué hace valiosa una colaboración.
Referencias que amplían la mirada
Compartimos dos marcos de inspiración:
- Las Tres Hermanas, como base conceptual para evaluar el valor de las colaboraciones entre universidad, asociaciones e instituciones.
- Acuerdo Vivo de Co-responsabilidad, que propone formas innovadoras de visibilizar redes de compromiso y resiliencia —como las que mantienen sano un ecosistema—, incluso cuando no pueden capturarse con indicadores tradicionales.
Ambos ejemplos nos ayudaron a abrir nuevas posibilidades más allá de las métricas convencionales.
Visualizar lo intangible
En silencio, visualizamos un proyecto de colaboración y sus fases. Este ejercicio nos permitió identificar y nombrar dimensiones clave para su evaluación: desde la generación de conocimiento hasta la capacidad de generar vínculos o transformar contextos.
Posteriormente, aplicamos una dinámica de estigmergia para priorizar colectivamente qué aspectos nos parecían más relevantes. En silencio y de forma distribuida, fuimos marcando los elementos considerados esenciales. El resultado fue un mapa colectivo de prioridades, que agrupamos y analizamos como base para el diseño de un sistema compartido de evaluación.
¿Y ahora qué?
Respetamos el tiempo y, tras dos horas de trabajo, cerramos la sesión para retomar el hilo en la tercera. No fue un final, sino un nuevo punto de partida. Salimos con nuevas preguntas, conexiones y propuestas. Con la sensación de avanzar —paso a paso— hacia una forma más coherente y justa de valorar el trabajo del tercer sector.
Porque medir lo que importa no es reducirlo a cifras, sino encontrar formas de hacerlo visible, comprensible y compartido. Y en eso estamos: construyendo juntas un lenguaje común para reconocer el valor de lo que nos sostiene.
Reportar contenido inapropiado
Este contenido no es apropiado?
0 comentarios
Deja tu comentario
Inicia sesión con tu cuenta o regístrate para añadir tu comentario.
Cargando los comentarios ...